jueves, 20 de noviembre de 2008

Apuntes para simbolismo

La década de 1890, es (y en esto coinciden varias historias del teatro), la época en que floreció el drama simbolista como reacción antipositivista. En esta década aparecen los trabajos de Mallarmé quien, aparte de ser el poeta fundador del simbolismo, también escribió drama.
La princesa Malena, de Maeterlink, se publicó en 1889 y una obra que es reconocida por los simbolistas como antecedente de los dramas simbolistas es Axël de Villier De l'Isle Adam

Villier De l'Isle Adam (1838-1889)

Argumento de la obra


La escena está emplazada en la Alemania de 1828 y abre en la navidad en el convento de Santa Apolodora, donde la rica heredera Sara de Maupers está a punto de tomar los votos. Pero cuando la abadesa le pregunta a Sara si está lista para aceptar la “luz, la esperanza y la vida”, ella responde: “no”. Las autoridades religiosas intentan aprisionarla, pero ella se las arregla para huir. El resto del drama se emplaza en el castillo de Axël d'Auersperg, un joven noble que es pariente lejano de Sara. El primo de Axel, Kaspar se ha enterado que hay un gran tesoro enterrado cerca del castillo y trata de convencer a Axel para que le ayude a buscarlo pero Axel se rehúsa. Los dos pelean y Axel mata a Kasper en un duelo. En el tercer acto, El maestro Janus, de la orden de los rosacruces, que es tutor de Axel, se prepara para iniciar a Axel en los misterios ocultos. Le pide a su aprendiz que se prepare par recibir la “luz, esperanza y vida” y Axel responde: “no”.

En el acto cuarto, Axel decide abandonar el castillo para siempre y va a la cripta para despedirse de las tumbas de sus ancestros. Ahí sorprende a Sara quien ha sido guiada al castillo por medio de un viejo manuscrito donde dice la ubicación del tesoro enterrado. Una puerta se abre y el tesoro cae. Axel y Sara discuten y luego se enamoran. Sueñan con el futuro glorioso que el tesoro traerá y luego declaran que sus sueños son muy magníficos para que se vuelvan realidad en un mundo cotidiano en el que no hay imaginación. Ambos deciden matarse y morir cuando aparezca el sol.
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Aunque Jean Moreas publicó un manifiesto del simbolismo en 1886, éste describía algunas características del simbolismo literario (la búsqueda de la poesía de vestir la idea de una forma sensible, la incorporación de formas metafísicas, el uso de un lenguaje musical, y correspondencias entre el mundo sensible y el mundo espiritual). En el drama, no se puede hablar de un manifiesto como tal, pero en cambio se puede hablar de una técnica mediante la cual los dramaturgos hacen siempre referencia a un mundo sobrenatural, una especie de realidad inasible que hace contacto con la realidad sensible, pero que a decir de Maeterlinck, no la podemos reconocer. Maeterlinck apunta la idea de un 'analfabetismo del alma', cuando dice que el mundo invisible constantemente envía señales que no sabemos leer.

La técnica usada por los dramaturgos hace uso de lo siguiente:

Correspondencias,
analogías,
abstracciones,
imaginería simbolista,
metáforas dramáticas y
acude a la escuela mística (misterio, hipnotismo, ciencias herméticas, etc.)


Las formas estructurales a las que mayormente acuden estos escritos son:

obras espirituales, misterios y moralidades

Los autores más mencionados en las historias del teatro, que están asociados con este movimiento son:

Ibsen, Strindberg, Hauptman, Chejov, Hofmansthal, Claudel y Maeterlink

Ibsen agrega elementos simbolistas en todas sus obras realistas. Por ejemplo, uno de sus primeros intentos realistas es Los Pilares de la Sociedad, donde introduce el símbolo de los 'ataúdes flotantes' que eran barcos destinados a hundirse, lo cual era un tema actual en la sociedad nórdica pues constituía un negocio corrupto para las aseguradoras. Ibsen lo hace un símbolo una sociedad corrupta.

Claramente, en El Pato Salvaje ya hay más elementos simbolistas que van a seguir presentándose en sus obras posteriores consideradas ya dentro del movimiento simbolista.

Maeterlinck fue uno de los principales promotores del Simbolismo. Fue el creador del 'drama estático' que está mejor representado por sus obras: La Intrusa, Los Ciegos e Interior.


Maurice Maeterlinck (1862-1949)


Argumento de La Princesa Malena:


Basada en una historia de los hermanos Grimm, cuenta la historia de la destrucción de Malena por una bruja malvada. La trama es episódica, los personajes parecen marionetas sin motivaciones, los diálogos son repetitivos y llenos de pausas.Sin embargo, con esta obra, Maeterlinck alcanzó fama cuando Mirbeau, uno de los críticos más influyentes de su época, la calificó como más trágica y significativa que Macbeth o Hamlet.


Para la década de 1890, las obras que mejor ejemplificaban el ideal simbolista eran La Intrusa (1890) Los ciegos (1890) y Pelléas y Melisanda (1892). Durante estos años, Maeeterlink también escribió sus postulados teóricos que son relevantes para entender su método dramático. El escribió:


“La gran poesía, si la observamos con detenimiento, está compuesta de tres elementos principales: Primero, belleza verbal; luego, la contemplación y el retrato apasionado de lo que verdaderamente existe alrededor de nosotros y dentro de nosotros, en otras palabras, la naturaleza y nuestros sentimientos; y, finalmente, envolver el trabajo completo y crearle una atmósfera apropiada, la idea que el poeta le da a lo que no se conoce en lo cual flota entre los seres y cosas que evoca, el misterio que los domina, que los juzga y que preside sus destinos. No tengo dudas de que este último, es el elemento más importante”.


Maeterlinck creó el “drama estático” en el que el diálogo y la acción de superficie no es importante, pero en el que lo no dicho –el lenguaje del silencio- se dirige al alma:


“He llegado a creer que un anciano, sentado en su mecedora, aguardando pacientemente, con su lámpara al lado, escuchando inconscientemente todas las leyes eternas que reinan por encima de su techo... vive en realidad una vida más profunda, más humana, y más universal que el amante que estrangula a su amante, que el capitán que vence en la batalla, o que ‘el esposo que venga su honor’”.


La Intrusa y los Ciegos, son los dramas que mejor ilustran su noción del “drama estático”

La obra simbolista más famosa de esa época fue Pelléas y Melisanda,la cual se centra alrededor de un triángulo amoroso: El hermano mayor, Golaud, llega a casa con su nueva esposa, Melisanda. Ella y Pelléas, el hermano menor, se enamoran. Eventualmente Goulaud asesina a Pelléas y Melisanda muere después de dar a luz un bebé. El énfasis no está colocado en la historia sino en la atmósfera de misterio y fatalidad que la rodea.



Lecturas recomendadas:

Rachilde:
La Araña de Cristal

Maeterlinck:
La Intrusa, Los ciegos, El Pájaro Azul

John M. Synge:
Los Pescadores (también titulada Jinetes hacia el mar)

Paul Claudel:
La zapatilla de raso, Partición de Mediodía y La anunciación hecha a María

William Butler Yeats:
Cathleen hija de Houlihan

Henrik Ibsen
El Pequeño Eyolf

Oscar Wilde:
Salomé

Gerhart Hauptman:
La Ascención de Hanele


miércoles, 8 de octubre de 2008

Teatralidad: Texto de Ball

TEATRALIDAD
… sorprender es en verdad
la esencial facultad de los ojos y de los oídos.
Hamlet 2.2. 565-66

Todas las cosas que provocan una fuerte respuesta de los espectadores son teatrales. Una buena broma es teatral. También es teatral un final intensamente triste, un vestuario evocativo, un lenguaje o una voz de tonalidades sugestivas. Es teatral una escena que esté estructurada de tal manera que mantenga a los espectadores inclinados hacia delante todo el tiempo; también lo es una mamba
[1] amarilla enroscada debajo de la silla de la heroína, o un fantasma que te ha manipulado de tal modo que quieres escuchar lo que va a decir, o un rey griego que descubre que ha matado a su padre y ha estado haciendo cosas con su madre.
Las cosas que son teatrales son aquéllas que mantienen a los espectadores en el teatro: cosas como suspenso agudo, intenso interés, diversión en gran cantidad, importancia señalada, sentimiento profundo. Algo teatral es el buen teatro. Algo que no, no lo es. El teatro es todo lo opuesto a aburrimiento.
La teatralidad no significa trucos baratos, aunque los efectos baratos (como mambas amarillas debajo de las sillas) pueden ser teatrales. Así puede pasar con Shakespeare en sus momentos más bajos. La teatralidad en sí, no tiene nada que ver con que algo sea bueno o malo, alto o bajo, arte o basura. Esos sórdidos espectáculos con mujeres desnudándose en escenas rápidas, pueden ser teatrales –así como puede serlo la maravillosa última escena de Cyrano de Bergerac.
Los dramaturgos saben que algunas cosas pueden ser teatrales y otras no. Generalmente, la falta de acción, por ejemplo, no lo es. Los sermones en largas tiradas filosóficas, que carecen de una motivación situacional, raramente son teatrales. Hombres vestidos de mujeres (o viceversa) generalmente son teatrales. Luchas de espadas, amantes que se ven por primera (o última) vez, muertes sobre escena, generalmente, son teatrales. El conflicto casi siempre es teatral y difícilmente cualquier cosa será teatral sin él.
La novedad es teatral. La desnudez fue teatral por un tiempo, pero la novedad se desgastó.
El cambio es teatral. Ponemos mucha atención a las alteraciones. El cambio de una pequeña escena de dos o tres personajes a escenas masivas de cincuenta, eso es teatral en sí.
Para el análisis del libreto, la identificación de los elementos teatrales es importante porque los buenos dramaturgos ponen su material más importante en sus momentos más teatrales. Shakespeare, como veremos, entra en largos e intrincados discursos para hacer teatral el discurso del espectro en el acto I, escena 5 porque su contenido es muy importante. Cualquier cosa que sea importante, debe hacerse muy teatral para que el espectador lo note.
Si eres dramaturgo, no dejes que tu material más importante se hunda entre tus momentos más teatrales como las llaves que caen en los agujeros de una alcantarilla. La teatralidad no es la decoración, es el corazón, el elemento comunicador principal.
Los fuegos artificiales son teatrales. Así también lo es una devastadora línea final. El éxito de la obra descansa en el impacto de su teatralidad. Si, al leer, fracasas en detectar estos elementos, entonces no podrás llevarlos a la escena y ni tú ni tus espectadores sabrán de qué se trata la obra. Aquello que ignoras, no será de ayuda.
ÉNFASIS:
Algo es teatral es lo que atrae la atención de los espectadores y los envuelve. Los dramaturgos ponen su material más importante de la obra en los momentos más teatrales para tomar ventaja de la atención concentrada de los espectadores. La identificación de los momentos teatrales de la obra ayuda a descubrir lo que el dramaturgo considera importante.


[1] Serpiente venenosa que habita en Sudáfrica

La poética ibseniana

Cuando digo 'poética', me refiero a las constantes dramáticas de 'construcción' de sus obras. La información viene de Oscar Brockett, la obra aparece en la bibliografía que les proporcioné al principio del curso:
1) Limita deliberadamente el ámbito de sus acciones, ya que las concentra sobre pocos personajes atrapados en las trampas de su propia manufactura.

2) Cuidadosamente construye el pasado de tal manera que personaje y ambiente son los mayores determinantes de los incidentes

3) Cada obra trata solamente el final de una larga cadena de eventos interconectados pero cuya significancia todavía no es clara hasta que el pasado regresa y crea crisis y catástrofe.

4) La mayoría de sus obras ocurren en un solo cuarto. A veces ocupa escenografía adicional.

5) Hace énfasis en el conflicto psicológico dejando la acción externa como respuesta a estímulos de la lucha interna.

6) El diálogo es prosístico y da la apariencia de ser completamente realista, aun cuando el habla está cuidadosamente dosificada para lo esencial. La clave es economía.

7) El efecto total es de naturalidad

jueves, 18 de septiembre de 2008

Hola muchachos, aquí tienen los apuntes de la pieza bien hecha y un argumento de Scribe

Resumen 1

LA PIEZA BIEN HECHA[1]

Tanto el melodrama como la farsa privilegian la construcción de la trama sobre el sistema de signos lingüísticos (acción más importante que carácter).

Esto es particularmente verdadero para el drama donde los personajes tienen roles designados para representar en la trama. (El villano, la heroína, etc. Los personajes no son importantes por lo que son sino por lo que hacen.)

Eugène Scribe estableció la forma reconocida como “obra bien hecha”. La estructura consta de siete características:

-Trama
-Esquema de acción y suspenso
-Altibajos en las aventuras del héroe
-Contragolpe de peripecia y una scène á faire
-Malentendido central conocido por los espectadores pero no por los personajes
-Desenlace lógico
-Un esquema general de acción repetido en actos individuales

[1] Información tomada de : Aston, Elain y George Savona (1991) Theatre as a sygn-system. A semiotics of text and performance. Routledge. London. pp. 19-20

Resumen 2
Una obra construida con un patrón lógico. Este esquema empieza con el dramaturgo francés Eugene Scribe (1791-1861), quien lo llamó piece bien faite. Usa los siguientes dispositivos dramáticos;

-Un secreto encubierto hasta el clímax
-Un revés en la fortuna del héroe
-Suspenso que aumenta que depende de papeles extraviados
-Personajes que no han sido bien identificados
-Una guerra de ingenio entre el héroe y el villano
-Una escena obligatoria (scene a faire) donde el secreto se revela
-Un desenlace lógico que da cuenta de todas las líneas de la trama

Tendencia cultivada por Scribe y su sucesor Victorien Sardou. Otros autores que han trabajado este esquema son: Arthur Pinero, Arthur Henry Jones, Somerset Maugham, Oscar Wilde y otros.


Resumen 3
Crítica de G.B. Shaw a la pieza bien hecha. Consejos de este autor para escribirla.

-Se escribe la situación de una persona inocente, convicta por las circunstancias de un crímen:
Si la persona es una mujer, debe ser culpable de adulterio
Si es un hombre joven, se le culpará de vender información al enemigo
Si la esposa inocente ha desaparecido de su casa, sufre la agonía de la separación de sus hijos, de los cuales uno está muriendo (de cualquier enfermedad que el dramaturgo desee inflingirle), la disfraza de enfermera y lo atiende hasta que el doctor (un personaje serio-cómico) de preferencia un antiguo admirador de la esposa, anuncia la recuperación del niño y descubre la inocencia de la esposa

La comedia es difícil porque requiere de humor y mucha vivacidad, pero el proceso es el mismo

Otro acercamiento consta de los siguientes pasos:

-Se escribe la culminación del último acto, que es el punto donde comienza la fabricación de la obra
-Luego se crea el primer acto como necesaria presentación de los personajes al público
-Después de elaboradas explicaciones de cómo va a surgir el malentendido, mayormente dirigidas por la servidumbre, limosneros y otros personajes de la clase baja (los principales deben ser duques, coroneles y millonarios)
-El último acto consiste, por supuesto en aclarar el malentendido y hacer que el espectador salga del teatro lo más satisfecho posible.

Es un proceso aparentemente mecánico, pero ofrece buenas posibilidades para el escritor de talento.

Argumento de una obra de Scribe

EL VASO DE AGUA o Causas y Efectos
de Eugene Scribe.
Primera publicación: Paris, 1840
Primera Producción: Teatro Francés, 17 de noviembre, 1840.

Esta comedia en 5 actos, toma lugar en la Inglaterra del siglo XVIII, en el palacio de la Reina Ana. La trama llena de complicaciones gira en torno a los esfuerzos en conflicto de dos adversarios para influir en el monarca de tal modo que apoye una política disparatada para entrar en guerra con Francia. Bolingbroke, el protagonista de la obra, es un Miembro del Parlamento cuyo partido apoya la causa de la paz y se le opone la Duquesa de Marloborough, cuya fuerte influencia sobre la Reina apoya los intereses de su marido. (un general exitoso que se encuentra fuera, luchando) Tales intereses tienen que ver con retardar los arreglos de paz. Ella ha impedido que los enviados franceses sean recibidos por la Reina o por sus ministros.
Bolingbroke sin haber podido llegar a la reina para promover su causa, realiza una serie de estrategias para quebrantar el poder de la Duquesa, cada una de estas estratgegias encuentra un ataque como respuesta por parte de su adversaria. Una parte importante de la trama, esta representada por una pareja de jóvenes protegida por Bolingbroke: Masham, un guardia y su amada Abigail una tendera por quien la Reina siente simpatía pero a la que no se le ha dado un puesto en la corte debido a que lo obstaculiza la Duquesa. Mientras la Duquesa realiza contra-ataques efectivos, Bolingbroke se entera que de tanto la Reina como la Duquesa desean a Masham y que ninguna de ellas está consciente de los deseos de la otra. En un toque maestro climático para desacreditar a la Duquesa, el protagonista se las arregle para que ambas se enteren de que son rivales por el amor de Masham. El secreto se descubre por medio de un vaso de agua que la reina pide a la Duquesa en una fiesta de la corte. El comportamiento impertinente y celoso de la duquesa enfurece a la Reina quien entonces renuncia a su favorita. Posteriormente la Duquesa hace algunos intentos por recuperar el poder, pero fracasan. Bolingbroke es nombrado ministro en la corte, y obtiene la firma del tratado de paz con Francia así como el matrimonio largamente deseado pero negado a los jóvenes amantes, asegurando así la felicidad de todos. Los eventos finales se iniciaron por medio de un simple vaso de agua.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Siguiente lectura: Derivar rasgos del modernismo


Introducción al texto de: Creadores del teatro Moderno
Fuente: Ulanov, Barry: Makers of Modern Theatre McGraw-Hill Book Co. Inc. USA, 1963. Trad. Ruiz.


Han habido muchos intentos para definir el teatro moderno, sus altas y bajas, sus contradicciones, sus unidades. Ninguna ha sido muy exitosa. El teatro moderno no cae en categorías justas. La mejor manera de definirlo es ejemplificarlo. Ese es el tipo de definición que este libro intenta hacer.

El rango que abarca esta colección es el del teatro moderno, desde Ibsen hasta el presente, desde las primeras obras que rompían con las extravagancias del drama romántico y las precisiones de la obra bien hecha, hasta las obras actuales casi informes y antiteatrales. Dentro de las limitaciones del espacio accesible, casi cada tipo de escritor del teatro moderno está representado. Están los más importantes: Ibsen, Strindberg, Chejov, Shaw, Hauptmann, Pirandello, Synge, Giradoux, O'Neill, O'Casey. Están aquéllos no siempre reconocidos como 'grandes': Yeats, Toller, Marcel, Lorca, Monterlant. Y existe otro grupo de individuos notables que han hecho contribuciones vitales al teatro de posguerra: Anouilh, Betti, Williams, Millar, Ionesco. Ninguno está representado por un trabajo que haya sido frecuentemente antologado. Todos se pueden ver aquí en su modalidad más provocativa, contribuyendo con algo nuevo, experimental y también teatral a este terreno, aún cuando ellos mismos están confrontados con los procedimientos teatrales y más rebeldes contra ellos.

EL ESQUEMA DE LA REBELIÓN

Mucha de la historia del teatro moderno es una historia de revolución. El primer gran movimiento fue hecho por Ibsen y Strindberg a mediados del siglo XIX contra las pulidas vacuidades que dominaban la escena de entonces. Aunque estas obras no estaban completamente libres de las poses del drama romántico o las esterilidades de la pièce bien faite, la obra bien hecha, dichas obras se elevaron muy por encima de esas limitaciones. No había pavoneos insensibles en sus obras, ni diálogos vacíos, los dispositivos teatrales no eran meramente ornamentales. No convirtieron sus obras en obras en serie con puntos climáticos muy predecibles, siguiente designios desgastados. Ellos examinaron y desarrollaron casi cada técnica dramática sobre la que el teatro ha subsistido desde entonces. Comenzaron con un cauto naturalismo y terminaron con dramas simbólicos atrevidos que fueron la verdadera antítesis del teatro naturalista. Así la evasión del naturalismo fue iniciada por los dramaturgos que habían establecido el movimiento como uno funcional en el teatro. No era una contradicción que molestara a Ibsen y a Strindberg o a cualquier otro que siguió su ejemplo Fueron revolucionarios cuidadosos en el teatro y no cedían en lo más mínimo si se descubrían a sí mismos descartando las causas y los procedimientos con los que previamente se habían identificado. Y así, establecieron lo que es quizá el único esquema fijo y duradero en el teatro moderno, el esquema de la revolución teatral.

La revolución ha tenido varios modos de aparecer en el drama moderno. Algunos han sido formales, tales como aquéllos que llevaron al colapso la maquinaria de la pieza bien hecha para poner algo de la física y química de la vida sobre el escenario y aquéllos que siguieron con la obra que estaba interesada en que las realidades superficiales se reemplazaran por una que intentara llegar más lejos en la parte interior de personajes y eventos con una muestra considerable de elementos psicológicos y aparto simbólico. Algunos han producido una revolución sobre el escenario, dramatizando la revolución social pasada o esperada. Algunos han golpeado y desafiado la firmeza de los que custodiaban los cambios. Algunos han sido ruidosos: el teatro moderno ha tenido y tendrá sus promotores y vociferadores –¿que hábitat más natural para ellos que la escena? Pero no todos los revolucionarios del teatro de nuestros días han sido coléricos y proclives a la arenga, la rebelión a menudo ha golpeado actitudes tiernas y compasivas. Con mucha frecuencia ha logrado sus intentos por medios indirectos y comprensión por medio de un grito, rugido o alarido.

Ese es el modus operandi del teatro moderno. Como los grandes dramaturgos que han renegado de sí mismos con frecuencia, el teatro se ha movido y removido sobre sí mismo. Casi de manera predecible, cuando está en medio de las luchas del drama social, está a punto de saltar a la fantasía; cuando parece interminablemente condenado a la desesperación de temas de perversión sexual y adicción a los narcóticos, está a punto de establecerse en la calma especulativa del drama filosófico en el que la angustia es solamente verbal y aún así tan remoto que nadie totalmente lo comprende y nadie puede ser lastimado con él. El teatro moderno siempre está cambiando y siempre se está desarrollando, siempre está en experimentación y es quizá como resultado un poco desconcertante.

EXPERIMENTOS EN TEATRO

Cada cambio, cada experimento, cada revuelta en el teatro moderno tiene una cosa en común: cada una ha estado interesada en poner un mayor grado de realidad sobre la escena. La realidad se ha considerado de manera diferente cada vez. Pero la realidad ha sido la preocupación, ya sea si está afectada por la reproducción de las bajas profundidades humanas en cada miserable detalle o la sugerencia de un rango más alto del espíritu humano por medio de unos cuantos símbolos brillantes. Los dramaturgos significativos del teatro moderno, han luchado con la realidad en casi cada manera posible. "Casi" es la palabra. Aún no se han agotado las posibilidades, pero ellos, ciertamente han explorado detalladamente el campo.

Los temas antiguos son también temas modernos. El teatro moderno no ha evadido el conflicto entre fuerzas elementales como lucha central en sus dramas: el conflicto entre hombre y sociedad, el conflicto entre mujer y hombre, el conflicto entre lo creativo y lo no creativo. Pero el campo de batalla ha cambiado con el ímpetu de los primeros dramas experimentales de Ibsen y Strindberg, de Hauptmann y Chéjov. La persecución de la realidad, se mudó de las superficies al interior de la gente. Los choques no siempre fueron entre personas; con frecuencia se llevaron a cabo dentro de las figuras centrales de los dramas. El drama moderno es en el mejor de los casos o por lo menos en su modalidad más fresca o más experimental, uno exterior. El logro impresionante de este tipo de dramaturgos es haber dado una manifestación exterior a la lucha interior, por medio de encontrar medios –todo tipo de medios- con los cuales expresarlo.
Ibsen en sus obras tardías creó sistemas de símbolos que pedían hacer un estudio más profundo, ya que ofrecían percepciones sorprendentes de la naturaleza humana. El lenguaje de las finanzas y el tema de la malversación en Juan Gabriel Borkman, por ejemplo, lleva al espectador o lector al mundo de la emoción que da la traición a la confianza.
La estructura concéntrica de la obra de Strindberg El Camino a Damasco lleva al espectador meditativo más allá de la acción de superficie; encontrándose en movimiento con el personaje central adelante y atrás a lo largo de su viaje no sólo a Damasco sino lejos también. Tiene, en su complejo diseño, la textura de una aguda crisis psicológica dado lo inmediato y la convicción de la acción escénica.
Estas técnicas sumergen al espectador dentro de los personajes. Así también lo hacen los tumultuosos intercambios en los dramas chejovianos, en los que nadie habla con nadie o escucha a nadie sino que solamente esperan su turno para hacer su discurso en una muestra de la variedad infinita del carácter humano. Es difícil escapar de la relación con esos personajes o con Hannele de Haputman, una niña abrumada, aún en el remoto lenguaje y más remota experiencia de la visión sobrenatural. En Sodoma y Gomorra de Giraudoux, aunque el emplazamiento es bíblico y mucho del diálogo es con un ángel, la condición permanece humana y las tensiones del guerrero y su esposa son muy fácilmente compartidas. Aún en el teatro avant-garde que es fervientemente antinaturalista los espectadores se descubren a sí mismos atrapados en personas y acciones. El oído impecable de un Ionesco que transcribe banalidades o de un Beckett que captura la desesperación cómica, pueden contar para este atropamiento. La razón mayor es la continua persecución de realidad. Algunas reconocibles partes de la realidad están en cada uno de estos modos de acercarse a ella, en cada una de estas obras, en cada uno de estos personajes. Eso es suficiente para atraer y mantener y persuadir a los espectadores. Por supuesto que quedan persuadidos, ellos no siempre estarán seguros, pero de que están convencidos es claro. No importa la técnica, el tempo o el tono del drama, el experimento ha sido, por lo menos hasta ahora, exitoso: ha hecho un poco más accesible algún aspecto de la realidad.

EL PANORAMA DESDE LA DISTANCIA

Casi cada dramaturgo del teatro moderno ha querido iluminar algún segmento de la realidad y atraer a la gente. Pero no todos han querido consentir a sus espectadores proporcionándoles experiencias indirectas para permitirles vivir la realidad sobre el escenario como si fuera su propia realidad. Algunos dramaturgos, de hecho, han considerado esta tendencia por parte de los espectadores, como un tipo de sentimentalismo peligroso y han hecho todo lo posible por combatirlo. Han insultado a su público. Les han dejado en claro que sobre el escenario todo es sabiduría mientras que abajo en el foso todo es peligrosamente tonto. Algunos como Shaw han practicado una sutil burla al público. Pero. Pero la burla shaviana nunca fue tan mordaz que realmente lastimara a sus lectores y espectadores o tan torpemente construida que no terminara por atraerlos a su lado en la burla. Bertolt Brecht intentó una alienación mucho más completa. Él, deliberadamente rehusaba involucrar a sus espectadores en los eventos sobre la escena. El quería que aquéllos que vinieran a ver sus obras no perdieran su juicio racional con los enredos de una falsa experiencia y, como resultado, llegaran de manera tranquila y sistemática a estar de acuerdo con su pensamiento. En la práctica, sin embargo, la alienación no fue nunca completa y probablemente nunca lo será. En tanto los espectadores, de algún modo, se descubran a sí mismos vitoreando las vulgaridades de la obra de gangsters de Brecht La Ópera los Tres Centavos y aplaude las virtudes estoicas de su obra Madre Coraje, así se encuentran atrapados en personajes y acciones de todos los que alguna vez han intentado atrapar a los espectadores con sus dramas --Hauptmann, Toller, Montherlant, Ionesco, Yeats. Y nada, ni las exageraciones teatrales de los surrealistas, por un lado, las simplezas de la reciente escuela francesa, por el otro, pueden juntas divorciar a la gente del lado oscuro de la escena. Ya que si hay luz sobre algún personaje o acción en una obra, aquéllos que lo observan, se verán, tarde o temprano, reflejados en esa luz.
Hay otro tipo de distancia, sin embargo en el que todo arte imaginativo descansa, como dijo William Butler Yeats. Es la distancia de la tragedia. Es la distancia de los eventos importantes sobre la escena y también en el mundo. Es la distancia en la que cualquier crisis lo suficientemente grande como para sacudir la tierra debe permanecer. Sin ella, los personajes y acciones se vuelven meras reproducciones de nosotros y loso sucesos de nuestras vidas, y lejos de tomar una proporción mayor que en la vida, se convierte en las imágenes diminutas de la tira cómica o de la pantalla televisiva y terminan sin vida alguna. La distancia es la distancia del arte que se distingue de las tomas rápidas o de la caricatura mal hecha. Medimos las distancias por lo ancho y largo de nuestros propios poderes contemplativos. Ya que lo que hace la distancia, en palabras de Yeats es “separar del mundo y de nosotros un grupo de figuras, imágenes y símbolos” y así nos “permite pasar por unos cuantos momentos a las profundidades de la mente que habían sido, desde entonces, muy sutiles para poder ser habitadas.”
Yeats logró su distancia, parte del tiempo por lo menos, por medio de uso de mascaras y otras convenciones tomadas en préstamo del teatro Noh japonés. Otros dramaturgos no han tenido necesidad de acudir a tradiciones dramáticas lejanas a su propia experiencia, para lograr una distancia similar. El escenario desnudo, el vestuario simplificado oy el gesto respervado especificado por Jean Anouilh en Antígona, un escritor convencional en su mecánica escénica, sugiere otra manera por medio de la que se puede alcanzar un viaje a las profundidades de la mente.

LENGUAJE E IMAGINACIÓN TEATRAL

El lenguaje de los limosneros en El Pozo de los Santos de Synge mantiene distanciado al espectador, incluso al irlandés. No es un lenguaje que sea hablado por cualquiera –para nada. Sino solamente la imaginación más árida podría fracasar en responder al mismo. Existen señales de una realidad tangible sobre el escenario piedras, ruedas rotas, zarzas y ramas. Sin embargo, no es un lugar o tiempo particulares o personas que sean evocadas por los limosneros, sino las grandiosidades y profundidades de la experiencia humana. A través de su discurso, ellos se mueven entre los límites externos de una “vergüenza oscura” y de las “grandiosas percepciones”. Sus movimientos son cadenciosos. Uno podría casi concentrarse en el irlandés para enfatizar este punto.

Para aquéllos cuyo idioma nativo es el inglés, el sonido del diálogo irlandés tiene una convicción especial, un ritmo envolvente, que hace de un mero intercambio de cumplidos o maldiciones, parezcan artísticas. Los últimos momentos de la obra de O’Casey titulada Purple Dust tiene tal persuasión. Pero uno no necesita un acento irlandés para alcanzar, con palabras, un lugar importante en la imaginación. Shaw lo ha logrado con el epílogo de Santa Juana y en el discurso ferviente de Lady Mayoress al Arzobispo en Getting Married. Lorca lo ha hecho en casi cada intercambio dialógico en sus tragedias. T.S. Eliot, lo ha logrado en el sermon navideño en Crimen en la Catedral y en media docena o más discursos en The Cocktail Party, no solamente en aquellos en que su psiquiatra-ángel-de la guarda o su dama-pecadora-a-punto-de-convertirse-en-santa demuestran su santidad, sino también en muchas en las que un hombre maduro confiesa su irremisible mediocridad madura. Tennessee Williams ha logrado mucho, nuevamente, en su final de la obra Camino Real. “ Que dios bendiga a todos los estafadores, los vividores, traficantes que comercian sus corazones en la calle, dos veces perdedores que perderán con toda probabilidad una vez más…” La gracia especial de la imaginación teatral moderna, es por último, sin embargo, el hecho de que no es producto de cosa alguna, ni del lenguaje, ni del escenario desnudo, ni de una convención escénica tomada de Japón. Nos muestra actualmente, como hizo en sus comienzos con Ibsen y Strindberg, reflexiones sobre cada faceta del espíritu humano, cada éxito, cada fracaso, cada ambición, cada realización, cada vacío. Toma entonces, por necesidad, todos los colores del espíritu y las texturas, todos los movimientos. Habita, tan viejo es, en las casas reales de Grecia y en los mitos irlandeses. Se mueve con igual facilidad en la Sodoma moderna y antigua. Visita varias zonas costeras. O’Neill en Londres y Connecticut y el Brooklyn de Arthur Miller. Se asoma a la España de Montherlant de los Siglos de Oro y la Alemania de Toller de la Edad de Bronce. Encuentra un sitio en una casa pobre de la Moravia de Hauptmann, en un estudio del Paris de Marcel y en un campo de concentración en la Europa Media de Betti. Es elegantemente indirecto cuando habla el lenguaje del aparentemente demente Enrique IV de Pirandello y poco elegantemente directo cuando habla el lenguaje del aparentemente sano en La Cantante Calva de Ionesco. No hay una forma que le quede exactamente, ningún tono, ni movimiento o escuela o estilo. La imaginación está en todos lados en el teatro moderno, pero en ningún lugar del mismo camino que ha recorrido lo suficiente para mantener marcas identificatorias. Así, variable es, de hecho, que parece cambiar con cada nueva obra de calidad y algunas veces aún con cada representación. La descripción de Stanislavsky del arte actoral tal como la concibió, describe el arte del dramaturgo moderno –el verdadero creador del teatro moderno: “Por su tipo de arte, una técnica especial que es necesaria- no para el estudio de formas teatrales fijas, sino una técnica de dominio sobre las leyes de la naturaleza creativa del hombre, una capacidad para afectar la naturaleza, gobernarla, desarrollar la habilidad de la propia intuición y las posibilidades creativas, en cada representación…”

jueves, 28 de agosto de 2008

Lectura pendiente para el miércoles

EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS A LA MANERA DE DARWIN
Capítulo Darwin's Heart of Darkness de Peter Watson de su obra The Modern Mind.
Historia intelectual del siglo XX. Harper Collins. USA, 2001. pp. 11-26
En 1900 ocurrieron tres muertes importantes. John Ruskin murió demente el 20 de enero a la edad de 81. Fue el crítico más influyente de su época, tuvo un efecto importante sobre la arquitectura del siglo XIX, y en la obra Pintores Modernos, sobre la apreciación de la pintura de J.M. W. Turner, Ruskin
[1] desechó del industrialismo y sus efectos sobre la estética y defendió a los pre-rafaelistas (La hermandad de los pre-rafaelitas también conocidos como pre-rafaelistas, fue un grupo de pintores ingleses, poetas y críticos. El grupo fue fundado en 1848 por John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti y William Colman Hunt)–fue espléndidamente anacronista.
John Ruskin (1819 – 1900) se le conoce por su trabajo como crítico de arte y crítico social, pero se le recuerda mejor como autor, poeta y artista. Los ensayos de Ruskin sobre arte y arquitectura fueron muy influyentes en la época victoriana.

Oscar Wilde murió el 30 de noviembre a la edad de 44 años. Su arte y su ingenio, su campaña contra la estandarización de lo excéntrico, y sus esfuerzos 'para reemplazar una moralidad de severidad por una de compasión' le hizo parecer más moderno y más ignorado conforme avanzaba el siglo veinte. Con mucho, la muerte más significativa, y ciertamente más relevante para el tema de este libro, fue la de Friedrich Nietzsche, ocurrida el 25 de agosto, a la edad de 56. Él también murió demente.

Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844 – 1900) fue un filósofo alemán. Su escritura abarcó crítica de la religión y de la moralidad, cultura contemporánea, filosofía y ciencia. Usó un estilo distintivo y mostraba una preferencia por el aforismo (el aforismo es la expresión de una verdad o una observación de sabiduría, hecha de manera ingeniosa); la influencia de Nietzsche permanece sustancial dentro y más allá de la filosofía, especialmente en el existencialismo y el postmodernismo.

No hay ninguna duda de que la figura de Nietzsche cobró mucha importancia sobre el pensamiento del siglo veinte. Heredero del pesimismo de Arthur Schpenhauer, Nietzsche le dio un giro postdarwinista, estimulando a su vez a algunas figuras posteriores como Oswald Spengler
[2], T.S. Eliot[3], Martin Heidegger[4], Jean-Paul Sartre[5], Herbert Marcuse[6] e inclusive Aleksandr Solzhenitsyn[7] y Michel Foucault[8]. A su muerte, Nietzsche estaba virtualmente convertido en un vegetal y había estado así por toda una década. El 3 de enero de 1889, cuando abandonaba su pensión en Turín, observó a un calesero golpear a un caballo en el Palazzo Carlo Alberto. Cuando se aproximaba a defender al caballo, Nietzsche repentinamente colapsó en la calle. Fue conducido a sus habitaciones por algunos testigos y comenzó a gritar y golpear las teclas de su piano donde poco antes había estado serenamente tocando algo de Wagner. Se le llamó al doctor quien diagnosticó 'degeneración mental'. Fue un veredicto irónico, como se verá.
Nietzsche sufría de la tercera fase de la sífilis. Para empezar Nietzsche sufría alucinaciones. Insistía en que él era el Kaiser y estaba convencido de que su encarcelamiento había sido ordenado por Bismarck
[9]. Estas alucinaciones se alternaban con etapas de ira incontrolable. Sin embargo, gradualmente la condición remitió y fue liberado para quedar bajo el cuidado de su madre y luego de su hermana, Elisabeth Förster-Nietzsche quien tomó un interés muy activo en la filosofía de su hermano. Ella había sido miembro del círculo de intelectuales que rodeaban a Wagner, se había casado con otro de los miembros del círculo, Bernard Förster, quien en 1887 había concebido un extraño plan para establecer una colonia de alemanes arios en Paraguay, cuya meta era la recolonización del Nuevo Mundo con 'pioneros nórdicos racialmente puros'. Este esquema utópico fracasó desastrosamente y Elisabeth regresó a Alemania (Bernard se suicidó). Ella, sin parecer más humilde por la experiencia sufrida, comenzó a promover la filosofía de su hermano. Obligó a su madre a cederle legalmente el control de sus asuntos y estableció un Archivo Nietzsche. Luego escribió una biografía elogiosa de dos tomos sobre su hermano y organizó su casa de tal modo que se convirtió en un adoratorio de su trabajo.[10] Al hacerlo, simplificó y distorsionó ampliamente las ideas de su hermano, evitando cualquier cosa que fuera políticamente incorrecta o muy controversial. Sin embargo, lo que quedó fue suficientemente controversial. La principal idea de Nietzsche fue que toda la historia era una lucha metafísica entre dos grupos, aquéllos que expresan el 'poder de voluntad', la fuerza vital necesaria para la creación de valores, en los cuales la civilización se fundamenta, y aquellos que no, principalmente las masas que produce la democracia.[11] 'Aquéllos pobres de la vida, los débiles', dijo, 'empobrecidos de cultura', donde los 'los afortunados de la vida, los fuertes la enriquecían'[12]. Toda civilización debe su existencia a 'hombres de honor que todavía están en posesión de una fuerza de voluntad inquebrantable y de un entusiasmo ávido de poder, [quienes ] se lanzaban contra razas más débiles, más civilizadas, más pacíficas… sobre culturas maduras antiguas cuya última vitalidad estaba entonces estallando en espléndidos juegos pirotécnicos de espíritu y corrupción'[13] Estos hombres de honor, que él llamaba 'arios', se convirtieron en la clase gobernante o casta. Además, esta 'noble casta era la eterna casta bárbara'. Simplemente porque eran los que tenían más vida, más energía, eran, decía él, 'seres humanos más completos' que los 'harto sofisticados' que debían ser vencidos. Estos nobles de gran energía, decía, 'creaban valores espontáneamente' para ellos mismos y la sociedad que les rodeaba. Esta fortalecida 'clase aristócrata' crea sus propias definiciones de lo que es correcto y de lo incorrecto, honor y deber, verdad y falsedad, belleza y fealdad, y los conquistadores imponían sus enfoques sobre los conquistados –esto es natural, dice Nietzsche. La moralidad, por otra parte, 'es la creación de la clase no privilegiada'.[14] Surge del resentimiento y se nutre de las virtudes de los borregos. Para Nietzsche, 'la moralidad niega la vida'[15] La civilización convencional, sofisticada –'el hombre occidental' era, pensaba, el resultado inevitable del final de la humanidad. Esta fue su famosa descripción de 'el último hombre'.[16]
La aceptación de los enfoques nietzscheanos se vio dificultada por el hecho de que muchos de ellos fueron producidos en la etapa cuando ya estaba enfermo, es decir, en las primeras etapas de la sífilis. Pero no hay duda de que su filosofía –dañada o no- ha sido extremadamente influyente, nada menos por el modo en que, para muchas personas, concuerda justamente con lo que Charles Darwin había dicho en su teoría de la evolución y publicado en 1859. El concepto nietzscheano de 'superhombre', el Übermensh, liderando sobre la clase baja, ciertamente tenía un parecido a la idea de evolución, la ley de la jungla, con la selección natural en operación como 'la supervivencia del más apto' por el bien de la humanidad, cualesquiera que sean sus efectos en ciertos individuos. Pero, por supuesto, la habilidad de conducir, de crear valores, de imponer la voluntad propia sobre otros, no es de por sí lo que la teoría evolucionista significa por 'el más apto'. Los más aptos eran aquellos que se reproducían más, que propagaban su propia especie. El darwinismo social, la clase en la que Nietzsche esencialmente cabía, con frecuencia cometía este error.
Luego de la publicación del libro de Darwin El origen de las especies, no pasó mucho tiempo antes de que sus ideas sobre biología se extendieran a las operaciones de las sociedades humanas. El darwinismo fue captado primero en los Estados Unidos (A Darwin se le hizo miembro honorario de la Sociedad Filosófica Norteamericana en 1869), diez años antes, su propia universidad, Cambridge, le dio el grado honorario.
[17] Científicos sociales norteamericanos como William Graham Sumner[18] y Thorsten Veblen[19] de Yale, Lester Ward[20] de Brown, John Dewey[21] de la Universidad de Chicago y William James, John Fiske[22] y otros en Harvard, debatían política, guerra y la división de las comunidades humanas en diferentes clases contra el telón de fondo teórico de 'la lucha por la supervivencia' y 'la supervivencia del más apto' de Darwin. Sumner creía que este nuevo enfoque darvinista para percibir a la sociedad, había dado la última explicación –y racionalización- para que el mundo fuera como era. Explicaba la economía laissez-faire[23], la competencia popular entre hombres de negocios, libre y sin obstáculos. Otros creían que ello explicaba la prevaleciente estructura imperial del mundo en la que las razas blancas 'más aptas' estaban colocadas 'naturalmente' sobre las razas 'degeneradas' de otro color. En un tema un poco diferente, el ritmo lento del cambio que implica la evolución, la cual ocurre a través de períodos geológicos, también le ofrecía a gente como Sumner una metáfora natural par el avance político: el cambio rápido inherente a las revoluciones se consideraba 'no natural'; el mundo era esencialmente del modo que era como resultado de las leyes naturales que habían creado el cambio sólo gradualmente.[24]



Charles Robert Darwin (1809- 1882), biólogo británico. Sentó las bases de la moderna teoría de la evolución, al plantear el concepto de evolución de las especies a través de un lento proceso de selección natural.

Fiske y Veblen, cuya Teoría de la Clase Ociosa se publicó en 1899, contradecían absolutamente la creencia de Sumner de que los pudientes debían ser equiparados con los más aptos biológicamente. Veblen, de hecho, volteó todo ese razonamiento diciendo que ese tipo de caracteres 'seleccionados para dominar' en el mundo de los negocios, eran casi unos bárbaros, un 'retroceso a una forma más primitiva de sociedad.
[25]

La Gran Bretaña, tenía, probablemente, el darwinista social más influyente en Herbert Spencer.
[26] Nacido en 1820 en una familia de clase media baja en Derby, Spencer había acumulado el odio de toda una vida hacia el poder estatal. En sus primeros años fue parte del equipo de El Economista, un periódico semanal que era fanáticamente pro-laissez-faire. También se vio influenciado por los científicos positivistas, en particular por Sir Charles Lyell, cuyo libro Principios de Geología, publicado en la década de 1830, entraba en mayores detalles sobre los fósiles que tenían millones de años de antigüedad. Spenser estaba entonces preparado para la teoría de Darwin que de un solo golpe parecía conectar formas de vida antiguas a formas tardías en una línea continua. De hecho, fue Spenser y no Darwin quien acuñó la frase 'la supervivencia del más apto,' y Spencer vio al momento cómo el darwinismo podría aplicarse a las sociedades humanas. Sus enfoques sobre esto eran inflexibles. En relación a los pobres, por ejemplo, estaba contra toda ayuda estatal. No era aptos, por lo tanto, deben ser eliminados; "El esfuerzo total de la naturaleza consiste en deshacerse de ellos, para limpiar al mundo de ellos, para hacer espacio para los mejores',[27] Explicaba sus teorías en su libro seminal El estudio de la sociología (1872-3), que tuvo un notable impacto en el ascenso de la sociología como disciplina (una base biológico le hizo parecer más científica). Es casi seguro que Spenser fue el darwinista social más leído, tan famoso en Estados Unidos como en Gran Bretaña.
Alemania tenía su propio Spenser en la figura de Erbst Haeckel (1834-1919). Un zoólogo de la Universidad de Jena, Haeckel tomo el darwinismo social como si fuera su segunda naturaleza. Se refería a la 'lucha' como 'el lema del día.'
[28]
Sin embargo, Haeckel fue un abogado apasionado del principio de herencia de características adquiridas y a diferencia de Spencer que favorecía un estado fortalecido. Fue esto, junto con su racismo belicoso y antisemitismo, lo que hace que la gente lo perciba como un proto-Nazi.[29] Por el contrario, Francia fue relativamente lenta en aceptar el darwinismo, pero cuando lo hizo, tuvo un seguidor apasionado. En su libro Orígenes del hombre y de las sociedades, Clemente August Royer abordó una fuerte línea del darwinismo social, considerando a los 'arios' como superior a otras razas y la lucha entre ellos es inevitable en interés de su progreso.[30] En Rusia, el anarquista Meter Kropotkin (1842-1921) publicó Ayuda Mutua en 1902, en el que tomó otra línea, él pensaba que aunque la competencia era indudablemente un hecho de la vida, también es la cooperación, que prevalecía en el reino animal por lo que constituye una ley natural. Como Veblen, presentaba un modelo alterno al spensariano, en el que la violencia se condenaba como algo anormal. El darwinismo social era, naturalmente, comparado con el marxismo y no solamente en la mente de los intelectuales rusos.[31] Ni Kart Marx ni Friedrich Engels veían algún conflicto entre los dos sistemas. Frente a la tumba de Marx, Engels dijo 'Así como Darwin descubrió la ley de desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley de desarrollo de la historia humana.'[32] Pero otros percibía un conflicto, el darwinismo estaba basado en una lucha perpetua; el marxismo quería alcanzar un momento en el que se pudiera alcanzar una nueva armonía.
Si uno tuviera que hacer un balance de los argumentos del darwinismo social al final del siglo, uno tendría que decir que el ardiente spenserianismo (que incluía a varios miembros de la familia Darwin, aunque no a Charles mismo), tenía la mejor parte de esa teoría. Esto ayuda a explicar los enfoques de racismo abierto que estaban entonces tan difundidos Por ejemplo, en las teorías del aristócrata francés el poeta Arthur de Gobineau (1816-1882), el cruce de razas era 'disgénico' y conducía al colapso de la civilización. Este razonamiento fue llevado a sus límites por otro francés, Georges Vacher de Lapougue (1854-1936). Lapougue, que estudiaba huesos antiguos, creá que las razas eran especies en proceso de formación, las diferencias raciales eran 'inherentes y no erradicables' y la idea de que las razas pudieran integrarse era contraria a las leyes de la biología.
[33] Para Lapougue, Europa estaba poblada por tres grupos raciales: el homo europaeus, altos, de piel pálida y de esqueleto alto (dolichocephalic); Homo alpinus, de menor tamaño y piel oscura, con cabeza de menor tamaño; y el tipo mediterráneo, de cabeza más grande también pero más oscuro y más pequeño que incluso el alpinus. Tales intentos de calibrar las diferencias raciales aparecería una y otra vez durante el siglo XX.[34] Lapougue, consideraba a la democracia como un desastre y creía que el brachycephalic (homo alpinus) estaba comenzando a dominar el mundo. Pensaba que la proporcion de dolichocephalic (homo europaeus) estaba disminuyendo en Europa, debido a la migración hacia Estados Unidos y sugería que se ofreciera alcohol gratis con la esperanza de que los tipos inferiores pudieran matarse unos a otros debido a este exceso. No estaba bromeando.[35]
En los países de habla alemana, un enjambre de científicos y pseudocientíficos, filósofos y pseudofilósofos, intelectuales y pretendidos intelectuales competían por aventajar uno sobre otro en la lucha por atención pública. Friedrich Ratzel, un zoólogo y geógrafo, decía que todos los organismos vivientes competían en una lucha Kampf um Raum, una lucha por espacio en el que los ganadores expulsaban a los perdedores. Esta lucha se extendía al ser humano y las razas exitosas tenían que extender su espacio vital, lebensraum, si querían evitar la caída.[36] Para Houston Stewart Chamberlain (1855-1927), el hijo rebelde de un admirante británico, que fue a Alemania a casarse con una hija de Wagner, la lucha racial era 'fundamental para la comprensión "científica" de la historia y de la cultura'[37] Chamberlain proyectaba la historia de occidente 'como un incesante conflicto entre los creadores espirituales y de la cultura; los arios y los judíos mercenarios y materialistas' (su primera esposa tenía herencia judía).[38] Para Chamberlain, las personas alemanas eran los últimos vestigios de la raza aria, pero habían llegado a debilitarse debido que se mezclaron con otras razas.
Max Nordau (1849-1923), nacido en Budapest, fue hijo de un rabino. Su libro mejor conocido fue Degeneración (Entartung) aparecido en dos volúmenes, que a pesar de ser un texto de 600 páginas fue un éxito internacional. Nordau estaba convencido de que Europa estaba afectada por un tipo de enfermedad de muerte negra, degeneración e histeria, una severa epidemia mental que agotaba la vitalidad, que se manifestaba en un amplio rango de síntomas:

[1]
[2] Oswald Arnold Gottfried Spengler (1880 –1936) fue un historiador y filósofo alemán cuyo interés también incluyó las matemáticas, la ciencia y el arte. Es mejor conocido por su libro El deterioro de occidente, en el que aporta la teoría cíclica del ascenso y decadencia de las civilizaciones. Después de la publicación, en 1918, de este texto, Spengler escribió Prusianismo y Socialismo en 1920 en el que argumenta a favor de una versión orgánica de socialismo y autoritarismo. Produjo mucha de su escritura durante la Primera Guerra Mundial y en el período de entre-guerra, y apoyó la hegemonía alemana en Europa. El partido Nacional Socialista mantuvo a Spengler como un intelectual precursor, pero el pesimismo del autor respecto al futuro de Alemania y Europa, su rechazo para apoyar las ideas nazis de superioridad racial y su trabajo Hora de decisión que critica a los nazis, le ganó el ostracismo después de 1933.
[3] Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot (1888 - 1965). Poeta, dramaturgo y crítico anglo-estadounidense, representa una de las cumbres de la poesía en lengua inglesa del siglo XX. En 1948 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.
[4] Martin Heidegger (1889 –1976) filósofo alemán muy influyente. Su trabajo más conocido es Ser y Tiempo (1927).
[5] Jean-Paul Charles Aymard Sartre (1905 –1980), conocido solamente como Jean-Paul Sartre fue un filósofo existencialista francés y realizó trabajos dramáticos y libretos para la pantalla, fue novelista y crítico y se le considera una figura importante en la filosofía francesa del siglo XX.
[6] Herbert Marcuse (1898 – 1979), filósofo y sociólogo alemán, una de las principales figuras de la Escuela de Frankfurt (bajo el rótulo de Escuela de Frankfurt se engloban las investigaciones de varios sociólogos, psicólogos, economistas y filósofos neo-marxistas asociados al Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Fráncfort del Meno. El proyecto del Instituto consistía en renovar la teoría marxista de la época)
[7] Aleksándr Isáyevich Solzhenítsyn (1918- ), novelista y dramaturgo ruso e historiador. A través de sus escritos dio a conocer al mundo el GULAG; sistema de campos de concentración soviéticos y por este trabajo, se le concedió el premio Nobel de Literatura en 1970 y fue exiliado de la Unión Soviética en 1974. Regresó a Rusia en 1994 y fue elegido como miembro de la Academia Serbia de Ciencias y Artes en el Departamento de Lengua y Literatura. Recibió al presidente Putin en su casa en junio de 2007.
[8] Michel Foucault (1926 - 1984), filósofo y psicólogo francés y profesor de la cátedra Historia de los sistemas de pensamiento en el Collège de France de 1970 a 1984. El trabajo de Foucault ha influido a importantes personalidades de las ciencias sociales y las humanidades en Europa y Estados Unidos
[9] Otto von Bismarck (1815 - 1898) llamado el canciller de Hierro, fue un político prusiano, artífice de la unificación alemana y pieza clave de las relaciones internacionales de la segunda mitad del siglo XIX.
[18] William Graham Sumner (1840-1910), académico y profesor norteamericano, de Yale. Por muchos años mantuvo la reputación como uno de los profesores más influyentes del Colegio.
[19] Thorstein Bunde Veblen (1857 –1929) sociólogo y economista noruego-norteamericano. Fundador, junto con John R. Commons, del movimiento Institucional economista. Fue un crítico del manejo de la economía norteamericana y su libro más famoso fue La teoría de la clase ociosa de 1899.
[20] Lester F. Ward (1841– 1913) botánico, palentólogo y sociólogo norteamericano. Fue el primer presidente de la Asociación Sociológica Norteamericana. Nació en Joliet, Illinois.
[21] John Dewey (1859 –1952) Norteamericano, filósofo, psicólogo y reformador de la educación. Junto con Charles Sanders Peirde y William James, es reconocido como uno de los fundadores de la escuela filosófica del Pragatismo.
[22] John Fiske (1842 - 1901), filósofo e historiador norteamericano. Graduado de Harvard en 1863 y de la Escuela de Leyes de Hartar en 1875. Se dedicó a la divulgación de la interpretación del trabajo de Darwin , y escribió varios libros y ensayos sobre el tema.
[23] Laissez-faire es una frase francesa que significa "déjalo hacer". Es un término francés usado por los economistas agrarios del siglo XVIII como mandato contra la interferencia gubernamental con el comercio. Es usado como sinónimo de la economía del Mercado libre durante principios y mediados del siglo XIX
[26] Herbert Spencer (1820 –1903) filósofo ingles y un teórico importante en el tema de la política clásica-liberal. Spencer elaboró una concepción de la evolución que abarcaba todo como el desarrollo progresivo del mundo físico, de los organismos biológicos, de la mente humana, de la cultura y las sociedades.

miércoles, 27 de agosto de 2008

sobre el texto de darwinismo

Les aviso que el texto lo subo mañana, porque lo tengo en la oficina. En casa tengo un texto no revisado, así que prefiero subir el que ya tiene una revisión.
Mañana lo verán por acá, mientras tanto disfruten esta maravilla...
La bellísima música de Tchaikovsky

y este otro video:


domingo, 24 de agosto de 2008

Visita virtual al Museo de W. B. Yeats


Da click sobre la imagen
Escena del montaje de la obra:
Cathleen ni Houlihan